EL ORGULLO

Esto va para los que habéis sido criados en los últimos 30 años en esta nefasta educación académica y política sobretodo del PSOE.

Tenéis que saber cuando las personas con cierta cultura nos expresamos pues si lo hacemos con rotundidad, somos “Orgullosos” en negativo, pero no tenéis la caridad suficiente de ver que se podría aplicar la positiva de defensa, de autoestima, pero claro, como sois “guerreros” (cuando vais en tropel, en masa, ocupando calles y plazas) no os llega al cerebro y entonces  es mas fácil aplicar la mala intención, lo siento por vosotros, aunque ya estáis preparados para entrar en la filas del PSOE, aquí se exige muy poco, a los Pepiños me remito.

Por lo tanto para ilustraros diremos que:

Orgullo en positivo

El orgullo, en su vertiente positiva, puede considerarse como sinónimo de autoestima. La diferencia, sutil aunque importante, radica en que la autoestima tiene que ver con la confianza, el valor y la importancia que se concede uno mismo, la satisfacción de estar en sintonía con la realidad que se aplica de un modo genérico y siempre positivo. Es decir, la autoestima tiene su reflejo en la suma de todo, mientras que el orgullo no es necesariamente positivo y su aplicación tiende a ser puntual. Uno no está orgulloso en general de todo; el orgullo se aplica a aspectos concretos. Se puede estar orgulloso de alguien o se puede estar orgulloso de haber alcanzado algún objetivo concreto, lo cual, a su vez, refuerza la autoestima, pero no es la autoestima en sí.

Orgullo en negativo: vanidad y soberbia

Si bien al hablar de los aspectos positivos no hay demasiados conceptos que puedan equipararse al orgullo, en el plano negativo la lista es bastante extensa. Así pues, el orgullo se asocia, en mayor o menor medida, con la soberbia, la vanidad, la arrogancia o el egoísmo, por citar algunos. El orgullo, en su relación con la soberbia, tiene sus raíces en el cristianismo, siendo uno de los siete Pecados Capitales la clave diferencial debería buscarse en que el orgullo se centra en la satisfacción respecto a un logro personal, mientras la soberbia se basa en que los supuestos logros personales están siempre por encima de los logros de los demás.

Las personas con un ego exageradamente alto no te hacen bien, no hacen buenos comentarios de nadie porque siempre se creen seres superiores, y si buscas apoyo y cariño no lo encontrarás en alguien así pues si se adueñan de tu vida querrán que hagas lo que ellas te digan, de lo contrario no les sirves, son celosas y posesivas, y si te ven débil y con problemas abusarán sobremanera de ti. De esta clase de personas debemos alejarnos, ten la seguridad no serán buena para nuestra vida o bienestar, cada persona es distinta a otra y así debe ser.

¿Lo habéis entendido? Mi orgullo es el primero. Osea POSITIVO. Muchas gracias, la clase ha terminado y es gratuita, porque España y yo somos así.

Esopo: Nuestro carácter nos hace meternos en problemas, pero es nuestro orgullo el que nos mantiene en ellos.

Oscar Wilde: Lo único capaz de consolar a un hombre por las estupideces que hace, es el orgullo que le proporciona hacerlas.

Dante Alighieri: Si no se modera tu orgullo, él será tu mayor castigo.

John Ruskin: De la rivalidad no puede salir nada hermoso; y del orgullo, nada noble.

Una dosis razonable de orgullo es necesaria para sostener y desarrollar positivamente la personalidad en diversos aspectos. Con el orgullo ocurre igual que con algunos venenos: en dosis pequeñas pueden ser usados como medicamentos e incluso como antídoto de ese mismo veneno; en dosis grandes, mata.