sábado, 22 de diciembre de 2012


10 SECRETOS DE LA NAVIDAD


Foto: Nacimiento del Niño Dios

La Navidad es inagotable. Después de dos mil años, sigue ilusionando a los niños, inspirando a los artistas, arrobando a los místicos y movilizando al mundo entero. Basta recorrer las principales avenidas y comercios del orbe a partir de noviembre para sentir la fuerza del fenómeno. Y esto en una cultura que es llamada ya por muchos "post-moderna", es decir, que dejó atrás la modernidad y se ha vuelto "ultramoderna", sobre todo por su dominio técnico y científico, su estructuración geopolítica y social y su configuración global.

En esta nueva edad de la humanidad, contrasta cada vez más la celebración de la Navidad con la tradición de la Navidad. Las tradiciones, en general, están muy devaluadas. Se ha difundido la idea de que son algo que se hace sólo por costumbre, inercia o imposición social o religiosa. Muy al contrario, las tradiciones son como las mejores prácticas de la humanidad, amasadas en forma de costumbre o recurrencia, precisamente para que no se pierdan. Las tradiciones tienen un núcleo interior, un sentido profundo que inspira y da significado a la celebración exterior.

La celebración de la Navidad, sin embargo, está siendo cada vez más superficial y material. Y a medida que se va imponiendo un modelo pagano y comercial de celebrarla, se va perdiendo su riqueza profunda y su encanto. Hacen falta nuevos puentes entre tradición y postmodernidad. Sin duda, hay muchos elementos que depurar en ciertas tradiciones. Pero es preciso redescubrir el valor de las sanas tradiciones, si no queremos perder irresponsablemente riquezas atesoradas por la humanidad a lo largo de siglos y milenios.

La Navidad es la tradición por excelencia. Aunque inmediatamente hay que aclarar que la Navidad es mucho más que una tradición. Es un acontecimiento. Un evento histórico o, mejor, "metahistórico", en el sentido de que rebasa, desborda y envuelve la historia misma, iluminándola y dándole su pleno significado. Por eso, la Navidad jamás será obsoleta. Y por eso también hoy tiene tanto que decirle a nuestra cultura postmoderna. Las siguientes reflexiones son sólo un botón de muestra.

1. El secreto del burro y el buey: la calma

La nuestra es una sociedad apresurada. No tenemos tiempo para nada. Parecemos "malabaristas" de la existencia: sentimos la presión de mantener muchos roles y responsabilidades en el aire y la limitación de contar sólo con "dos manos".

Y se nos nota: la prisa nos apremia y también nos maltrata. Más allá de los estragos del stress, tan bien documentados, a veces cometemos errores muy básicos por no dedicarle a cada cosa su tiempo. No hace mucho, al bajar del coche, por la prisa, cerré la puerta sin estar "completamente fuera". ¿El resultado? Un dedo "machucado" y algunas estrellas.

El burro y el buey, siempre presentes en los nacimientos, tienen un secreto que ofrecernos: la calma. La tradición de colocar estos dos animales junto al pesebre del Niño Jesús no es ornamental. Tiene fundamento bíblico: "Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo", escribe el profeta Isaías (1, 3).

Recuerdo el gesto sereno y apacible del burro y del buey del nacimiento que poníamos en casa. Dos modelos humanos difícilmente hubieran podido expresar tanta calma. El burro y el buey simplemente "están". No se mueven. No caminan. No se marchan. No tienen ninguna prisa.

La calma supone saber estar donde se debe estar en cada momento. Claro, supone también una buena organización personal y claridad de prioridades. Si quieres calma -parecen decirnos estos animales- dale prioridad a Dios. Ellos reconocieron en el Niño Jesús a su "dueño y amo". En otras palabras, no tenían otro lugar mejor donde estar en ese momento. Si Dios fuera siempre nuestra prioridad, y le dedicáramos tiempo a la oración, al trato con Él, seguramente tendríamos más calma. No por tener menos cosas que hacer, sino por hacer las que realmente importan. Por lo demás, el tiempo no existe ni importa cuando estamos con aquellos que amamos.

"Ustedes tienen el reloj, nosotros tenemos el tiempo", decía un viejo beduino del desierto a un turista. Aprendamos del burro y el buey a no dejarnos presionar tanto por las manecillas. Y menos cuando estemos en oración. Nunca como entonces se puede saborear la serena alegría de estar junto a Dios en plena calma.

2. El secreto de José: la providencia

Nuestra sociedad se ha vuelto demasiado racional. El concepto viene del latín "reor, ratum", que significa calcular. En otras palabras, hemos aprendido a ser calculadores. Ponderamos demasiado ciertas decisiones que podrían ser más diligentes y valientes si no miráramos tanto su precio en sacrificio o generosidad. En el fondo, además de mezquindad, el ser calculadores supone poca confianza en Dios. Lo prevemos y lo programamos todo para no poner en riesgo nuestra comodidad o conveniencia.

También José habrá hecho sus cálculos y previsiones. "Será Hijo del Altísimo", le dijo María. Y Él concluyó en su imaginación: "Nacerá en un palacio, con los mejores médicos. Viviremos con él en Jerusalén, la capital. Nos darán como casa el Templo de Salomón. Y vendrán reyes y reinas de todas partes a visitarnos. Ya no tendré que trabajar de carpintero".

Pero, ¡qué realidad tan distinta! Un inesperado censo en Belén, el nacimiento en una cueva y la huida a Egipto dieron al traste con sus ilusiones. Y después el regreso a Nazaret y una larga estancia ahí, sin pena ni gloria, para terminar muriendo carpintero. La Navidad es una profunda lección sobre la providencia de Dios, que lleva muchas veces nuestra vida muy al margen de nuestros cálculos y previsiones.

Confiar en la providencia es la actitud más realista. Nadie tiene el control total de su destino personal, matrimonial, familiar, profesional, etc. No lo tuvo José; menos lo tendremos nosotros. Y es mejor que así sea. La apertura a la providencia divina nos ubica en nuestra realidad de creaturas de un Dios que ve y actúa más allá de las circunstancias prósperas y adversas, llevando siempre las cosas en el modo que más nos conviene. Fue el caso de José; y puede ser también el nuestro si aprendemos, como él, a confiar en la Providencia.

3. El secreto de los ángeles: la espiritualidad

Nuestra sociedad se ha vuelto cada vez más física. No en el sentido científico, sino corporal. Está obsesionada por el fitness, por la "buena forma". Los gimnasios están cerca de llegar a ser el negocio del siglo. Ahora bien, cultivar el cuerpo no tiene nada de malo. El cuerpo es una dimensión esencial de nuestro ser. Como dijo el filósofo Gabriel Marcel, propiamente no tenemos un cuerpo, somos nuestro cuerpo.
Posee, por tanto, una altísima dignidad, y merece todo cuidado y atención. Cada uno es responsable del cuerpo que Dios le dio a modo de talento para dar fruto en esta vida. Baste pensar que todos nuestros actos, los ordinarios y los sublimes, entran en escena a través de nuestra corporeidad; incluso el pensar y el amar.

Pero una cosa es cultivar el cuerpo y otra muy diferente es dar culto al cuerpo. El cuerpo nunca ha de ser idolatrado. Porque nadie debe idolatrarse a sí mismo. Hoy cabría hablar de un cierto narcisismo corporal. Narcisismo condenado de raíz, como en el caso de la fábula, a una profunda frustración. El tiempo pasa y deja su indeleble huella de desgaste y debilitamiento sobre el cuerpo, por más que uno se afane en conservarlo intacto. Ninguna cirugía, ningún procedimiento, ninguna técnica -por mucho avance que haya en la materia- es capaz de evitar el envejecimiento. Y quienes van más allá de lo razonable en este campo, en lugar de envejecer con naturalidad -que es la manera "bella" de envejecer- envejecen como monstruos.

Contra esta tendencia "idolátrica" del cuerpo, los ángeles de la Navidad nos revelan su secreto: el de la espiritualidad. Ellos, que son espíritus puros, nos enseñan a valorar y a gozar la vida espiritual. A buscar no sólo una buena "condición física", también espiritual. Después de todo, el espíritu nunca envejece. "Cada uno tiene la edad de su corazón", solía repetir el beato Juan Pablo II. Y tal vez por eso, a pesar de los achaques de su vejez corporal, mantuvo siempre un espíritu joven. Basta ver con qué facilidad conectaba con los jóvenes en las Jornadas Mundiales que él mismo protagonizaba.

A veces podemos sentir que la vida espiritual es aburrida, monótona. El canto de los ángeles en Navidad nos recuerda que la vida espiritual es siempre bella, emocionante minuto a minuto, cualquiera que sea la condición del cuerpo. No está mal cultivar la buena forma, cuidar la salud del cuerpo. Pero también -y con mayor razón- hay que cultivar el alma. Después de todo, como dice una antigua frase latina, "los rasgos del alma siempre serán más bellos que los del cuerpo".

4. El secreto de María: el silencio

Dos necesidades básicas nos definen: hablar y ser escuchados. Con el añadido hoy de la tecnología -celulares, redes sociales, blogs, chateo, etc.- la ecuación queda así: tendencia natural a hablar + tecnología = sociedad hiperparlante. Supongo que más de alguno habrá ya querido gritar desde algún punto del planeta: "¡Basta; cállense todos!".

María tiene un secreto para nuestra ruidosa sociedad: su silencio. Ella, la gran coprotagonista de la Navidad, la que tendría tanto que decir, tanto que contar, guarda silencio, medita. Según la narración evangélica del nacimiento de Jesús, en esos momentos María no dijo una sola palabra. Su silencio fue el mejor modo de acompañar el acontecimiento más grande de la historia. Ningún sonido, ninguna melodía hubiera estado a la altura del momento. Por eso, bien se ha dicho, nada es más solemne que el silencio.

Ahora bien, el silencio de María no fue estéril ni superficial. Fue el espacio fecundo para reflexionar, profundizar y contemplar: "María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón" (Lc. 2, 19). Ella entendió por anticipado lo que un psiquiatra español diría siglos más tarde: en ciertas ocasiones "la palabra es plata y el silencio es oro".

El silencio tiene capas. Hay un silencio "exterior". Importantísimo. Consiste en saber "apagar" los estímulos sensoriales. Cuánto bien nos haría a todos tener al menos 30 minutos de este silencio al día. No siempre es posible. Pero habría que saber encontrar algún remanso así a lo largo del día. Los silencios más profundos son los de la memoria, para evitar malos recuerdos y purificar el pasado; los de la imaginación, para no anticipar desgracias; los de la susceptibilidad, para no "atar demasiados cabos" y sentirnos víctimas de todo mundo, etc., etc. Adquirir la disciplina del silencio no es fácil, pero el fruto bien vale la pena. El silencio es, en cualquier caso, un guardián del alma.


5. El secreto del pueblo judío: la esperanza

Nuestra sociedad tiende al pesimismo. No sin razón. Basta hojear cualquier periódico para lamentar lo mal que están las cosas. Y así, a fuerza de tragedias y decepciones, han bajado mucho nuestras reservas de optimismo.

En el fondo, hemos perdido esperanza. Y tal vez por eso nos hemos vuelto más superficiales. La superficialidad es la enfermedad de los que no esperan nada. De los que viven en un mundo sin profundidad, sin relieve, sin montañas que conquistar ni misterios que penetrar. J.P. Sartre escribió: "La vida es una derrota, nadie sale victorioso, todo el mundo resulta vencido, todo ha ocurrido para mal siempre y la mayor locura del mundo es la esperanza". Pues precisamente, esa locura del mundo, la esperanza, fue por siglos el gran secreto del mundo antes de Cristo; el que lo puso en una sana tensión, en una espera de Dios que no fue defraudada.

Cuando esperamos algo nos polarizamos, nos cargamos de ilusión. La esperanza mete un centro de gravedad en nuestra vida, y así nos saca de la superficialidad. La espera de Cristo ha sido la más grande que el mundo ha tenido y tiene, pues ahora esperamos su segunda venida. La Navidad nos lo recuerda cada año. S. Grygiel definió la esperanza como la memoria del futuro. Conviene recordar siempre que lo mejor está por venir; que Cristo está por venir. Es el núcleo del mensaje del Adviento litúrgico.

El optimismo cristiano no es una vana ilusión; es una educación del alma. El optimista es quien ha sabido educar su mirada para descubrir lo positivo que se asoma a su alrededor. Y si la crónica del mundo no camina por donde quisiéramos, no es más que una invitación a mirar más alto. Después de todo, como diría Lacordaire, la adversidad descubre al alma luces que la prosperidad no llega a percibir.

6. El secreto de las estrellas: la humildad

El glamur, según el Diccionario de la Real Academia Española, es un "encanto sensual que fascina". En nuestra sociedad equivale a una preocupación excesiva por la buena apariencia, por el look más llamativo. En un sentido más amplio, el glamur está presente en casi todos los sectores. Hay un glamur de los negocios, del deporte, del espectáculo, de la vida social. En todos los casos, el objetivo es brillar, impresionar, ser el centro de atención.

A esta sociedad glamurosa, las estrellas de la noche de Navidad tienen un secreto que ofrecerle: el de la humildad. Las estrellas sólo brillan en la oscuridad. Cada una brilla con su tamaño y su fulgor propio, sin complejos ni tontas comparaciones. Las estrellas brillan siempre, independientemente de si las miramos o no. Las mira Dios, y eso les basta. "No eres más porque te alaben, ni eres menos porque te desprecien; lo que eres a los ojos de Dios, eso eres", escribía Tomás de Kempis en el siglo XV.


Aquella noche de Navidad, las estrellas debieron brillar maravillosas, sin envidia de la gran estrella posada sobre la cueva de Belén. Cada una brilló lo mejor que pudo, sin sentirse menos. De haberla mirado con envidia, se habrían opacado. Porque la envidia es la polilla del talento (Campoamor). Ellas, en cambio, por su humildad preservaron su talento. Y por eso hoy, sobre una sociedad ávida de reflectores, de relumbrón y de flashazos, ellas siguen siendo, sin pretenderlo, las verdaderas estrellas.

7. El secreto del pesebre: la pobreza

Una nota novedosa de nuestra sociedad postmoderna es la ambición. Sin duda, ciertas ambiciones son legítimas. El problema es la ambición que se torna insaciable. El gran secreto del pesebre fue la pobreza espiritual, el desprendimiento interior.

Siempre he tratado de imaginar la historia del pesebre; una historia que, sin duda, fue de más a menos. Empezó siendo un tambo limpísimo, idóneo para almacenar agua, aceite o vino. Más tarde fue contenedor de combustible o de lejía. Después lo destaparon para llenarlo de grano trigo, garbanzo o maíz. Un poco más rodado y abollado, se convirtió en tambo de basura. Muchos golpes después, picado y maltratado, cuando ya no servía para otra cosa, lo pasaron por la sierra y, partido por la mitad, dejó de ser tambo y empezó a ser pesebre, en el que colocaron paja para vacas y bueyes.

Quizá nunca imaginó, rodando por la pendiente de la humillación, que llegaría a ser el primer sagrario de la historia, después de María. El pesebre nos recuerda que muchas veces se es más feliz y afortunado siendo menos que más; que el camino de la ambición no lleva a ninguna parte; y que las predilecciones de Dios tienen muy poco que ver con nuestros méritos.

8. El secreto de los Reyes Magos: la docilidad

Nuestra sociedad presume, con razón, de independencia. Pero una mal entendida libertad puede llegar a ser una falsa autonomía, que raya en la ilusión, en la pérdida de referentes morales y de criterios rectos y claros. Ciertas corrientes de pensamiento han postulado un falso humanismo, que consiste en borrar a Dios del horizonte para que el hombre pueda ser plenamente hombre. Su tesis, en resumen, podría enunciarse así: "Si Dios es, el hombre no puede ser".

Esta postura, sin embargo, constituye un verdadero drama, que inspiró el título de un libro del teólogo Henri de Lubac: El drama del humanismo ateo. Años más tarde, el Concilio Vaticano II resumía admirablemente su esencia: "La criatura sin el Creador desaparece... Más aún, por el olvido de Dios la propia criatura queda oscurecida" (Gaudium et spes, 36).

En otras palabras, cuando el hombre deja de tener por referente a Dios, se extravía en un laberinto sin salida. Es aquí donde los Reyes Magos tienen un secreto maravilloso que ofrecernos: el de la docilidad a Dios. Ellos se dejaron guiar. Fueron verdaderamente sabios al no fiarse de sí mismos, de su autonomía, al buscar fuera de sí mismos, en el cielo, la verdadera razón de su vida y el camino a seguir. Cierto, el camino fue largo y muchas veces oscuro. Pero en premio a su docilidad, encontraron al mismísimo Dios, que se hizo carne para ser hallado.

Su docilidad es una lección de sensibilidad a los auténticos valores y a las inspiraciones de lo alto. Dios nos manda señales, nos sugiere, nos invita, nos muestra estrellas que seguir. El corazón rebelde se ciega y endurece, se enferma de lo que la Biblia llama "esclerocardía" -dureza de corazón-. En cambio, el corazón sensible tiene ojos, y el dócil, pies. Así puede descubrir las "señales de arriba" y seguirlas con paciencia, sabiendo que tarde o temprano le llevarán al mejor de los hallazgos: Dios mismo.

9. El secreto de los pastores: la fe

A nuestra sociedad cada día le cuesta más creer. Es cierto, muchas certezas se han derrumbado; muchas confianzas han sido defraudadas, sobre todo en los últimos años. Por eso, más de alguno me ha dicho: "Ya no sé en qué creer".

El secreto de los pastores fue su fe. Una fe sencilla, pero viva, operante y alegre. Ellos eran, muy probablemente, hombres sin educación, sin formación, sin grandes lecturas. Pero aquella noche de Navidad fueron los hombres más iluminados de la historia. Dice el Evangelio: "Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el Angel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz" (Lc. 2, 8 - 9). Eso es la fe: una luz envolvente, que todo lo ilumina: no sólo la noche, también la vida; no sólo el entorno, también el corazón.

La suya fue una fe sin cuestionamientos. Inmediatamente, sin mayor deliberación, los pastores se levantaron y se pusieron en camino. "Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado" (Lc. 2, 15).

La fe no es sólo "creer" con la mente. Es un dinamismo interior que nos pone "en movimiento". La fe cambia la vida. Nunca es estática. Porque nuestro corazón tampoco lo es; siempre busca un horizonte ilimitado. Las solas expectativas de esta vida le quedan chicas; y sus motivaciones, también.

La fe de los pastores, por lo demás, tampoco contradijo su razón. Sólo la iluminó. La llevó mucho más lejos. La abrió a una revelación que venía de lo alto. Porque, en definitiva, la fe es más una respuesta que una búsqueda. Los pastores no buscaron a Dios; sólo se dejaron encontrar por Él.

La fe desemboca en un gran sentido de lo esencial. Aquella noche, los pastores descubrieron que ya nada importaba, que sólo una cosa era necesaria: estar junto al Recién Nacido. Quien posee el sentido de lo esencial capta lo importante, busca lo único necesario, y así simplifica muchísimo su vida. Fue lo que años después diría Cristo a Marta: "Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada" (Lc. 10, 41-42).

10. El secreto de la noche de Navidad: la paz

Se diría que éste último secreto de la Navidad es la síntesis de todos los anteriores: la paz. San Agustín la definió como la "tranquilidad del orden". Según los historiadores, durante la noche de Navidad cesaron las guerras, se hermanaron los pueblos, se reunieron las familias, y parece que todo el cosmos se puso en paz. El Martirologio romano subraya este hecho cuando dice que Cristo nació "mientras reinaba la paz en toda la Tierra".

La paz es un resultado. Algo que encontramos al final del esfuerzo. Quien renuncia a la prisa, confía en la Providencia, se ejercita en la espiritualidad, vive el silencio, madura su esperanza, forja su humildad y pobreza, su docilidad y su fe, seguramente hallará paz.

Parecen demasiados pasos. En realidad, el camino no es tan largo. Porque todos estos esfuerzos son vasos comunicantes. Quien trabaja en un aspecto, termina por crecer también en los demás. No hay hombre que ore sin ejercitar su fe, su abandono en Dios, su pobreza y humildad. Por eso, más que ver una lista de tareas, tomemos al menos un secreto de la Navidad y empecemos a vivirlo con empeño e interés. Cualquiera de ellos tiene toda la virtualidad para cambiarnos la vida y mejorarla notablemente.

Y no olvidemos que el verdadero centro de la Navidad es Jesús mismo. Él es el Príncipe de la Paz, como lo llama la Iglesia. En Él y sólo en Él encontraremos la paz. En Él posemos nuestra mirada, confiada y segura. Quizá el "mundo feliz" que algunos han profetizado no es tan utópico como pareciera. Porque en realidad no se necesita quién sabe qué nivel de desarrollo científico y técnico para clonar a la gente y diseñar una perfecta ingeniería social. Si queremos una sociedad postmoderna "feliz" -hasta donde es posible en esta vida-, sólo hay que redescubrir algunos secretos esenciales, poner a Cristo al centro de cada familia y dejarlo reinar.

Después de todo, Dios sigue siendo el Señor de la vida y de la historia, aunque no lo parezca. Su victoria sobre el mal -en cualquiera de sus formas- es ya una realidad. Y, si lo acogemos, su victoria será también nuestra. O para decirlo de forma más poética, con un himno de la Liturgia de las Horas, "derrotados la muerte y el pecado, es de Dios toda historia y su final, esperad con confianza su venida, no temáis, con vosotros él está. Volverán encrespadas tempestades para hundir vuestra fe y vuestra verdad, es más fuerte que el mal y que su embate el poder del Señor, que os salvará".

Fuente: Catholic.net

¡¡¡ Feliz Navidad !!!



Nota: Merece la pena entrar en este enlace, conocerás mas a fondo a Valencia:  http://www.jdiezarnal.com/valencia.html 

29 comentarios:

  1. Feliz Navidad para ti y tus seres queridos.El post es muy interesante y se lee con mucho amor,un abrazo.

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    1. Amigo Agustín, me alegra mucho que te haya gustado este post, pues yo soy de las personas que adoran estas Fiestas tan nuestras, me traen recuerdo inolvidables de mis padres que Gloria esten y que siempre ne acuerdo pero especialmente en Navidad, me acuerdo de mia hermanos de mis hijos de mis nietos, que todos ellos esperan estos dias con gran ilusión. Detesto a Papa Noel y mi familia somos todos de los Reyes Magos y eso que no somos monárquicos.
      Un abrazo y Felices Fiestas

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  2. Feliz Navidad Don Vicente. Cada año que pasa me gusta mas la "tradición" de las fiestas Navideñas.
    Saluditos.

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    1. Amigo mio, a mi también me atrae y me encanta la Navidad, me traen recuerdos de mi niñez de mis padres que ya no están conmigo de muchos familiares que ya no se encuentra y todos los años nos reuníamos en una gran cena de Navidad.
      Hoy con mis hijos y con mis nietos soy muy feliz, sobretodo porque todos ellos están muy ilusionados con estas maravillosas fiestas.
      Te deseo que Pases junto a los tuyos una Felicisimas Navidades y que el año 2013 sea donde veamos un poco la luz.

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  3. Precioso este post, el análisis incluído.
    La mía ha sido una familia belenística hasta el fallecimiento de una hermana que habia cogido el testigo de la tradición. Fallecida el pasado año, su gran belén, varias veces laureado, se ha apagado, aunque algo si está recogido, creo, en Youtube. Ella lo hacía con verdadera vocación. Yo me quedo en cosas más simples, con alguna representación del misterio.
    He tenido la fortuna de conocer Greccio, la cuna belenística por excelencia, el gran naciente que estos días cubre la tierra con esa forma de devoción.
    Y aquel mismo año visité Tierra Santa, Belén incluído y el Campo de los Pastores, en cuya iglesia, que trata de evocar las tiendas de los pastores, presenté un villancico gallego, como ya había hecho en Greccio el 19.03.2009, un día que nevó.
    Mi cordial adhesión a tu análisis. Y recibe también mis mejores deseos para esta Navidad y para el tiempo que nos espera, que va a ser duro. Porque Dios ha nacido, pero son muchos los que, desde una falsa Ilustración siguen queriendo matarlo.
    La beata Ana Catalina Emmerich, profetisa y gran visionaria, habla de cómo "los del mandil", uns veces, otras creo que cita "la secta secreta" o algo así, pero sí, efectivamente, son los que conocemos, los que en el XIX casi acaban con la Iglesia,con muchos templos y conventos, y que permanecen con el odio renovado de su falsa "Luz".
    Un abrazo

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    1. En Valencia también tenemos mucha tradición en hacer grandes belenes, de hecho las Fallas no solo crean fallas y luego las queman y ya esta, en las Fallas se hacen grandes empresas y actividades y entre ellas está la creación de grandes belenes, con movimientos, luces espectaculares que parece que la ciudad de Belen esta viva, junto con sus gentes.
      Yo también quier un ano acudir a Tierra Santa, han estado muchos amigo y familiares y han venido muy contentos de Jerusalen.
      Yo que he estado casi doce años fuera de mi Valencia, siempre en cuanto llegaban estas fiestas o la Fallas de Valencia siempre he venido a pasarla con mi familia, nunca he faltado.
      Un abrazo amigo y recibe un fuerte abrazo y mi felicitación mas efusiva y te deseo que pases unas felices Navidades y que tengas un año próximo completo, hazlo extensivo a tu familia.

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  4. Estupendo Artículo Amigo Mío. APROVECHO PARA DESEARTE, A TÍ Y TUS SERES QUERIDOS,QUE PASÉIS UNAS MUY FELICES FIESTAS NAVIDEÑAS Y QUE EL "13" Sea MEJOR QUE ESTA BIRRIA DE AÑO QUE AÚN NO Se Ha Ido A La BASURA, Junto Con La CASTA TRAIDORA Y LADRONA.

    Te Dejo, Como FELICITACIÓN PERSONAL, Una Adaptación Mía De Un Villancico Popular Murciano, "El Aguilando", Con Mis MEJORES DESEOS.
    Un abrazo
    Un Brindis
    Y
    ¡¡RIAU RIAU!!





    AGUINALDO MURCIANO A ESTILO MANOLERO,
    PARA FELICITARTE, DEJAR QUIERO.

    "El Aguinaldo Te Pidoooo,
    VICENTE,Y NO Cañamones,
    ¡SAL, Te Repito En AULLIDO,
    De Mi Rondalla A LOs Sones
    De Mi Rondalla A Los Sones
    Saca Tortas Y Turrones,
    Mantecaos y Polvorones,
    Si Entavía No M'as Oído...
    Y Si Te Sobra En La Casa
    Algún Vinico Ligero
    Venga Y Que Siga La Guasa,
    Deste TOSTÓN Manolero.
    Deste Canto Manolero,
    Cantemos Con Alegría
    Que Ha Nacío El Niño DIOS,
    De Nuestra Virgen María.
    De Nuesta Virgen María
    En Este Día GOZOSO,
    Que Ha TENÍO El NIÑO DIOS,
    UN NACIMIENTO GLORIOSO.
    Un Nacimiento GLORIOSO,
    CANTÉMOS CON ALEGRÍA
    Y Comámos
    Y BRINDEMOS
    EN ELEGRE COMPAÑÍA.

    Ya El Manolo Se Despide
    Y Te Deja Miel Y Arrope
    Y Con Voz Agurdentosaaa
    A Este PLOMO Pone Tope!
    A Este Canto POne Tope,
    Cantando Con Alegría,
    Que Pases Mu Güenas Fiestas
    En La Mejor Compañía.
    En La Mejor Compañía
    Y Con Mesas Mu Bien Puestas,
    Con Tóos Los Que TE QUIEREN
    ¡HALA!¡A Gozar Destos Días.

    (Y Como El AGUINALDO, NO M'AS DAU,
    POS Me CALLO, ME LARGO, Y ¡VÁ EL RIAU RIAU!!


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    1. Amigo mio cada dia eres mas genial y mas agradable, me ha encantado tu Villancico y con tu permiso te voy hacer propaganda en mi Facebook y lo voy a poner con orgullo, porque lo ha escrito un buen amigo, ademas de muy inteligente, Me encanta y de paso te deseo una felices Navidades y espero que este 2013 sea mejor si estos cafres de políticos que nos ha tocado mantener no lo estropean.
      Un fuerte abrazo con afecto.

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  5. Un entrañable, emotivo y sorprendente repaso el que nos haces a lo largo de ese evento que es la Navidad y que debería ser uno de los más arraigados por motivos espirituales en nuestro acervo cultural. Lástima que, cómo todo, los progres y adláteres lo vayan haciendo desaparecer.

    Un saludazo y Muy Felices Fiestas.

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    1. Estimado amigo Peinado, yo creo que les va a costar mucho hacer desaparecer el espiritu de la Navidad, por mas que se empeñen en intentarlo, esta muy arraigado en los corazones de las personas normales y sencillas y no es tan fácil, es lo mismo que por mucho que los catalanistas separatistas intenten invadir mi Comunidad Valenciana, están dando en hueso y cada vez mas y eso que reciben una ayuda inestimable del PP valenciano que hace oídos sordos a nuestras demandas de acabar con el catalanismo.
      En el 2015 tenemos nuevas elecciones y te aseguro que el Partido Popular en Valencia se puede llevar una gran sorpresa, somos mucho miles de valencianos los que hemos votado al PP durante muchos años y que no lo volveremos hacer hasta que este partido nos demuestre que lucha por Valencia y no por Cataluña solamente. Fíjate lo que te digo, muchísimos miles estamos dispuestos hacer la guerra que ellos quieran, óyelo bien y claro, LA GUERRA que ellos quieran, somos ya muchiosimas las asociaciones que estamos levantándonos por fin de esta bota opresora catalanista.
      Yo era de los que creía que cuando terminara el reinado de Franco esto iba a ser mejor para los españoles pero hemos vuelto a primeros de la los años 10/20 y estamos consiguiendo que aquella frase "Con Franco vivíamos mejor" sea una clara realidad, asi de real y de triste.
      Un abrazo, amigo y Feliz Navidad que es verdaderamente lo que importa.

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  6. Mi querido amigo:
    Claro que me acuerdo pero llevo dos meses de viaje y todo es complicado desde aquí.
    Te deseo unas felices fiestas aunque no sea el mejor año de la historia de España.
    Un abrazo fuerte y cariñoso.

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    1. Mi querida Beatriz, viajas mas que el "baúl de la Piquer" celebre frase que decian en los tiempos de mis padres.
      Es bueno que viajes y que veas mundo porque es una manera estupenda de conocer cosas.
      Te deseo un feliz y venturoso año 2013, ya que las Navidades habrán sido estupendas.
      Un beso

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  7. Encuentro este enlace al dejar mi saludo a Beatriz. Es reconfortante sitios así, donde se canaliza la espirualidad. Felicidades Vicente. Venturoso 3013 para todos.
    El milagro es el nacimiento de Jesús, celebremos con AMOR su llegada.
    María del Carmen

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    1. De acuerdo contigo y es bueno que la casualidad haga amigos en estos momentos tan dificiles de la vida española y mundial.
      Muchas felicidades y que Dios nos coja confesados.
      Un abrazo Maria del Carmen.

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  8. Feliz año nuevo y esperemos que este que entra sea un poquito mejor que este. Sobre todo que el gobierno no tome el pelo a los ciudadanos haciendo todo lo contrario de lo que prometieron en la campaña electoral y que dejen de machacar a impuestos a los los que menos tenemos y que se los suban a las grandes fortunas.

    Saludos cordiales.

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    1. Bienvenida de nuevo y que Dios te oiga, pero España esta muy mal en muchos sentidos y con los politicos que tenemos poco podemos hacer.
      Un saludo muy cordial.

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  9. Vicente, esto es sublime; una sublime interpretacion de ese simbolismo genial que es la Navidad. Ese gran misterio insondable en el que todo encaja perfectamente y no deja nunca de asombrarme..
    Navidad... me gustaría que la magia de la Navidad traiga felicidad eterna a tu corazon. Sin presiones consumistas (que a mi y a vos no nos presionan estoy muy segura =) jaja! conmigo van listos!) Que la estrella más grande de Nuestro Señor Jesucristo te traiga un Feliz Año Nuevo.
    Gracias por tu amistad e inteligencia despierta durante este año y espero que continue en el nuevo 2013. Abrazos.

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    1. Sabia perfectamente que dada tu gran sensibilidad te iba a gustar este post, hecho con mucho cariño y mimo.
      Un fuerte abrazo amiga mia, cuídate y que no nos sorprendan.
      Un beso

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  10. Me encanto tu post!

    Feliz año 2013.

    ✫✫✫ B E S I T O S ✫✫✫

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    1. Maribel, muchas gracias por gustarte mi post, te deseo un año 2013 venturoso, lleno de amor del bueno del nunca te arrepientes.
      Un besazo

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  11. Felices Fiestas.
    Ayer se me pasó avisaros del premio que os hemos dado en Acompáñame.

    http://podemos-juntos.blogspot.com.es/2012/12/otro-premio-para-el-blog-premio.html

    Tuyo es con todo nuestro cariño.

    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias por la parte que me toca de cariñoso recuerdo a mi blog.
      Un beso muy cordial

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  12. Hola Vicente, desde México vengo a leerte, interesante lo que compartes. Te deseo todo lo mejor en este 2013 para ti y toda tu familia. Cuidate amigo.

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    1. Amiga mia, me alegro sobremanera cada vez que entras en mi blog, es un honor.
      Te deseo lo mejor para este nuevo año 2013 y te deseo lo mejor para ti y para toda tu familia y lo hacemos extensivo para todo Mexico lindo y querido.
      Un beso muy afectuoso.

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  13. Feliz 2013.
    Ojalá sea una año mejor para todos.

    Saludos.

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    1. Estimado amigo te deseo igualmente un buen año 2013 , para ti y para toda tu familia. Yo si que tengo la esperanza de que este año vamos a mejorar un poco y sera el año del comienzo del despegue.

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  14. Estupendo post Vicente.
    Mis mejores deseos para este año que nace.
    ¡FELIZ 2013!

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    1. Amigo mio me alegro mucho de que te haya gustado mi post, todo lo que hago lo hago con muchísima ilusión y dedicándole el tiempo que se merecen las cosas de la escritura.
      Te deseo un venturoso año 2013
      Un abrazo amigo

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