A D. Arturo Pérez-Reverte, todo el mundo lo conoce como un gran escritor y un gran articulista, fue corresponsal de guerra varios años y tiene la gran virtud y suerte de poder decir lo que piensa de quien quiera y encima parece ser que le pagan, a mi parecer creo que hasta cuando insulta lo hace con acierto a toda esta panda de ciudadanos, que por su consentimiento nos han llenado de esta clase política que no nos merecemos.
La verdad, lo dice él y yo lo afirmo que podríamos perfectamente, escaquearnos diciendo que cada cual tiene perfecto derecho a hablar con dureza de aquello que ama, precisamente porque lo ama. Y cuando abrimos un libro de Historia y observamos ciertos atroces paralelismos con la España de hoy, o con la de siempre, comprendemos mejor lo que fuimos y lo que somos, nos duelen las manipulaciones, aunque, la verdad, ya ni siquiera duelen, al menos no como antes, cuando creía que la estupidez, la incultura, la insolidaridad, la ancestral mala baba que nos gastamos aquí, tenían arreglo.
La edad y las canas ponen las cosas en su sitio y ahora sabemos que esto no lo arregla nadie.
España es uno de los países más afortunados del mundo, y al mismo tiempo el más estúpido. Aquí vivimos como en ningún otro lugar de Europa, y la prueba es que los guiris, esa multitud de cuerpos blanquecinos que nos invaden en verano y ya casi durante todo el año nuestras hermosas playas, saben muy bien dónde calentarse los huesos y donde comer y beber mejor.
Lo tenemos todo, pero nos gusta reventarlo, estamos hablando de todos ustedes y de mi, de nuestra envilecida y analfabeta clase política, nuestros caciques territoriales, de nuestra infame educación, de nuestras ministras idiotas del miembro y de la miembra, son reflejo de la sociedad que los elige, los aplaude, los disfruta y los soporta. Y parece mentira.
¡Con la de gente que hemos fusilado aquí a lo largo de nuestra historia, y seguro que siempre fue a la gente equivocada! A esos infelices que fueron pillados en medio suelen pagar las consecuencias de los cafres dictadores de cualquier clase política. Quizá porque quienes fusilan, da igual en qué bando estén, siempre son los mismos.
El que quiera tener su opinión, la que quiera pero suya, adelante sea acertada o no y los que no quieran complicarse la existencia, que sigan los programas borreguiles de nuestra infectada televisión, publica y privada y que les vayan dando.
Cada cual tiene lo que, en fin, ya saben. Por mi parte, como todavía me lo puedo permitir me reafirmo que vivimos en un País de mierda.
Nos cuenta Arturo Pérez Reverte, una anécdota para que vean en que País antes llamado España vivimos y la mentalidad que se ha implantado en nuestra Patria y que dice así:
- Un niño de siete años, sobrino de un amigo mío, observando hace poco que varios de sus amigos llevaban camisetas de manga corta con banderas de varios países, la norteamericana y la de Brasil entre ellas –algo que por lo visto está de moda, le pidió al tío de regalo una camiseta con la bandera española. «Van a flipar mis amigos, tito», dijo el infeliz del crío.
Según cuenta mi amigo, el sobrinete bajó al parque como una flecha, orgulloso de su prenda, con la ilusión que en esas cosas sólo puede poner una criatura. A los diez minutos subió descompuesto, avergonzado, a cambiarse de ropa. El tío fue a verlo a su habitación, y allí estaba el chiquillo, al filo de las lágrimas y con la camiseta arrugada en un rincón.
«Me han dicho que si soy facha o qué», fue el comentario.
¡Siete años!, señoras y caballeros tiene la criatura. Y esto no paso en el País Vasco, ni en Cataluña, ni en Galicia. ¡En la Manga del Mar Menor! provincia de Murcia.
Casualmente, y sólo una semana después de que me contaran esa edificante historia infantil, otro amigo, Carlos, gerente de un importante club náutico de la zona, me confiaba que ya no encarga polos deportivos para sus regatistas con el tradicional filetillo de la bandera española en las mangas y en el cuello. «En las competiciones con clubs de otras autonomías –explicó están mal vistos.»
Dirán algunos que, tal y como anda el asunto, podríamos mandar a tomar por saco ese viejo trapo (nuestra bandera) y hacer uno distinto. Al fin y al cabo sólo existe desde hace dos siglos y medio. Podríamos encargarle una bandera nueva, más actual, a Mariscal, a Victorio & Lucchino o a cualquier otro, o a todos juntos. Pero es que iba a dar igual. Tendríamos las mismas aunque pusiéramos una de color rosa con un mechero Bic, un arpa y la niña de los Simpson en el centro; y en las carreteras, el borreguito de Norit en vez del toro de Osborne.
El problema no es la bandera, ni el toro, sino la madre que nos parió a todos nosotros. El problema es de la inmensa mayoría de los ciudadanos de este Pais de mierda.
Ahora mismo en las encuestas ultimas del CIS, los socialistas se acercan nuevamente al PP en intención de voto, osea que con la que esta cayendo, los españoles, seguimos apoyando a los “pirómanos” de España, aunque aquí según muchos analistas los “amaños” del Gobierno se han dejado notar cortando por aquí, añadiendo por allá y ríanse ustedes del maletín de la señorita Pep’is con su maquillaje particular.
Madre del Amor Hermosos que diría mi santa madre si levantara la cabeza.
Y como en el fondo soy buena persona y no quiero que se ve vayan con mal humor voy a contarles lo que le ha pasado a un inspector de hacienda, aprovechando que estamos en tiempos de la Renta 2009 y que espero que les sea favorable, pero revisen los borradores que vienen cargados de “gazapos”:
Una vez acabado el año fiscal, la Agencia Tributaria envió un inspector de Hacienda para auditar los libros de una sinagoga.
Mientras los iba comprobando, se giró hacia el rabino y le dijo:
- Observo que compraron un montón de cirios. ¿Qué es lo que hacen con los restos de cera que gotean?
- Buena pregunta -dijo el rabino-.
Las vamos guardando y las devolvemos al fabricante, y de vez en cuando ellos nos envían gratis una caja de cirios.
- ¡OH! -respondió el inspector, algo decepcionado con que su Insólita pregunta hubiese tenido una respuesta tan buena, pero continuó con sus odiosas maneras-
¿Qué me puede decir sobre sus compras de galletas? ¿Qué hacen con las migajas?
-Ah, sí- respondió el rabino, dándose cuenta de que el inspector estaba intentando ponerle en un aprieto con su absurda pregunta-, las recogemos y las devolvemos a los fabricantes, y de vez en cuando nos envían gratis una caja de benditas galletas.
- Ya veo - respondió el inspector, estrujándose el coco para ver como podía sacar de quicio al sabelotodo del rabino-.
- Bien, rabino, y entonces - ¿qué es lo que hacen con los prepucios que van quedando de las circuncisiones que llevan a cabo?
Pues aquí tampoco desperdiciamos nada -respondió el rabino-.
Lo que hacemos es irlos guardando y enviarlos a la Agencia Tributaria, y de vez en cuando, una vez al año más o menos, ellos nos envían un capullo completo.
El mayor placer de una persona inteligente es aparentar ser idiota delante de un idiota que aparenta ser inteligente. (NO LO OLVIDEIS NUNCA, PORQUE HAY MONTONES POR TODOS LADOS)
Un afectuoso saludo
La verdad, lo dice él y yo lo afirmo que podríamos perfectamente, escaquearnos diciendo que cada cual tiene perfecto derecho a hablar con dureza de aquello que ama, precisamente porque lo ama. Y cuando abrimos un libro de Historia y observamos ciertos atroces paralelismos con la España de hoy, o con la de siempre, comprendemos mejor lo que fuimos y lo que somos, nos duelen las manipulaciones, aunque, la verdad, ya ni siquiera duelen, al menos no como antes, cuando creía que la estupidez, la incultura, la insolidaridad, la ancestral mala baba que nos gastamos aquí, tenían arreglo.
La edad y las canas ponen las cosas en su sitio y ahora sabemos que esto no lo arregla nadie.
España es uno de los países más afortunados del mundo, y al mismo tiempo el más estúpido. Aquí vivimos como en ningún otro lugar de Europa, y la prueba es que los guiris, esa multitud de cuerpos blanquecinos que nos invaden en verano y ya casi durante todo el año nuestras hermosas playas, saben muy bien dónde calentarse los huesos y donde comer y beber mejor.
Lo tenemos todo, pero nos gusta reventarlo, estamos hablando de todos ustedes y de mi, de nuestra envilecida y analfabeta clase política, nuestros caciques territoriales, de nuestra infame educación, de nuestras ministras idiotas del miembro y de la miembra, son reflejo de la sociedad que los elige, los aplaude, los disfruta y los soporta. Y parece mentira.
¡Con la de gente que hemos fusilado aquí a lo largo de nuestra historia, y seguro que siempre fue a la gente equivocada! A esos infelices que fueron pillados en medio suelen pagar las consecuencias de los cafres dictadores de cualquier clase política. Quizá porque quienes fusilan, da igual en qué bando estén, siempre son los mismos.
El que quiera tener su opinión, la que quiera pero suya, adelante sea acertada o no y los que no quieran complicarse la existencia, que sigan los programas borreguiles de nuestra infectada televisión, publica y privada y que les vayan dando.
Cada cual tiene lo que, en fin, ya saben. Por mi parte, como todavía me lo puedo permitir me reafirmo que vivimos en un País de mierda.
Nos cuenta Arturo Pérez Reverte, una anécdota para que vean en que País antes llamado España vivimos y la mentalidad que se ha implantado en nuestra Patria y que dice así:
- Un niño de siete años, sobrino de un amigo mío, observando hace poco que varios de sus amigos llevaban camisetas de manga corta con banderas de varios países, la norteamericana y la de Brasil entre ellas –algo que por lo visto está de moda, le pidió al tío de regalo una camiseta con la bandera española. «Van a flipar mis amigos, tito», dijo el infeliz del crío.
Según cuenta mi amigo, el sobrinete bajó al parque como una flecha, orgulloso de su prenda, con la ilusión que en esas cosas sólo puede poner una criatura. A los diez minutos subió descompuesto, avergonzado, a cambiarse de ropa. El tío fue a verlo a su habitación, y allí estaba el chiquillo, al filo de las lágrimas y con la camiseta arrugada en un rincón.
«Me han dicho que si soy facha o qué», fue el comentario.
¡Siete años!, señoras y caballeros tiene la criatura. Y esto no paso en el País Vasco, ni en Cataluña, ni en Galicia. ¡En la Manga del Mar Menor! provincia de Murcia.
Casualmente, y sólo una semana después de que me contaran esa edificante historia infantil, otro amigo, Carlos, gerente de un importante club náutico de la zona, me confiaba que ya no encarga polos deportivos para sus regatistas con el tradicional filetillo de la bandera española en las mangas y en el cuello. «En las competiciones con clubs de otras autonomías –explicó están mal vistos.»
Dirán algunos que, tal y como anda el asunto, podríamos mandar a tomar por saco ese viejo trapo (nuestra bandera) y hacer uno distinto. Al fin y al cabo sólo existe desde hace dos siglos y medio. Podríamos encargarle una bandera nueva, más actual, a Mariscal, a Victorio & Lucchino o a cualquier otro, o a todos juntos. Pero es que iba a dar igual. Tendríamos las mismas aunque pusiéramos una de color rosa con un mechero Bic, un arpa y la niña de los Simpson en el centro; y en las carreteras, el borreguito de Norit en vez del toro de Osborne.
El problema no es la bandera, ni el toro, sino la madre que nos parió a todos nosotros. El problema es de la inmensa mayoría de los ciudadanos de este Pais de mierda.
Ahora mismo en las encuestas ultimas del CIS, los socialistas se acercan nuevamente al PP en intención de voto, osea que con la que esta cayendo, los españoles, seguimos apoyando a los “pirómanos” de España, aunque aquí según muchos analistas los “amaños” del Gobierno se han dejado notar cortando por aquí, añadiendo por allá y ríanse ustedes del maletín de la señorita Pep’is con su maquillaje particular.
Madre del Amor Hermosos que diría mi santa madre si levantara la cabeza.
Y como en el fondo soy buena persona y no quiero que se ve vayan con mal humor voy a contarles lo que le ha pasado a un inspector de hacienda, aprovechando que estamos en tiempos de la Renta 2009 y que espero que les sea favorable, pero revisen los borradores que vienen cargados de “gazapos”:
Una vez acabado el año fiscal, la Agencia Tributaria envió un inspector de Hacienda para auditar los libros de una sinagoga.
Mientras los iba comprobando, se giró hacia el rabino y le dijo:
- Observo que compraron un montón de cirios. ¿Qué es lo que hacen con los restos de cera que gotean?
- Buena pregunta -dijo el rabino-.
Las vamos guardando y las devolvemos al fabricante, y de vez en cuando ellos nos envían gratis una caja de cirios.
- ¡OH! -respondió el inspector, algo decepcionado con que su Insólita pregunta hubiese tenido una respuesta tan buena, pero continuó con sus odiosas maneras-
¿Qué me puede decir sobre sus compras de galletas? ¿Qué hacen con las migajas?
-Ah, sí- respondió el rabino, dándose cuenta de que el inspector estaba intentando ponerle en un aprieto con su absurda pregunta-, las recogemos y las devolvemos a los fabricantes, y de vez en cuando nos envían gratis una caja de benditas galletas.
- Ya veo - respondió el inspector, estrujándose el coco para ver como podía sacar de quicio al sabelotodo del rabino-.
- Bien, rabino, y entonces - ¿qué es lo que hacen con los prepucios que van quedando de las circuncisiones que llevan a cabo?
Pues aquí tampoco desperdiciamos nada -respondió el rabino-.
Lo que hacemos es irlos guardando y enviarlos a la Agencia Tributaria, y de vez en cuando, una vez al año más o menos, ellos nos envían un capullo completo.
El mayor placer de una persona inteligente es aparentar ser idiota delante de un idiota que aparenta ser inteligente. (NO LO OLVIDEIS NUNCA, PORQUE HAY MONTONES POR TODOS LADOS)
Un afectuoso saludo
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